domingo, 11 de marzo de 2012

El Arte Moderno. Orígenes y desarrollo en el siglo XX...

Estimados lectores.

Después de una milenaria existencia, y en plena tercera revolución industrial el Arte sigue estando presente, aun cuando las nuevas tecnologías han invadido nuestro mundo y cuando las tradicionales Bellas Artes como la pintura y la escultura, viven la competencia feroz de la exposición técnica de la "imagen" frente ó junto, al Cine, la Televisión, el Vídeo y la telemática, observando que el Arte se adapta a cada una de las coyunturas que le ha tocado vivir. De aquí que podamos afirmar, que como la materia, el arte ni se crea ni se destruye, solo se transforma y se conforma de acuerdo con las circunstancias de cada momento que junto a él vive, sin duda su adaptabilidad es infinita y como si de una ley evolutiva se tratara, la garantía de su permanencia y supervivencia junto al hombre, será siempre algo permanente e indiscutible.

El origen mágico – religioso de la imagen y de su incidencia en la vida social permitió durante muchos siglos intervenir activamente en los acontecimientos divinos y humanos. A medida que las sociedades evolucionan, la cultura de la imagen se extiende de lo religioso a lo profano, del santuario a la vida cotidiana, de la realidad a la nueva ó segunda realidad.

Estas imágenes se irán diversificando en las sociedades mercantiles hasta propiciar la aparición de lo artístico, ámbito en el que se inscribe los productos iconográficos considerados de mayor calidad y dignidad, donde la iniciativa privada y el valor de lo personal, son progresivamente valorados hasta enaltecer la figura del artista a un alto rango social.

Antes del Renacimiento, los productores de imágenes – (pintores, escultores, grabadores etc.) solían tener verdaderos maestros artesanos de las formas, realizadas en su mayoría, para satisfacer “los gustos del poder” y sin otra ambición que la de “adornar” las catedrales, iglesias ó alguna espléndida mansión de familia “honorable”. En realidad pocos eran los afortunados en ofrecer con su Arte, algo mas que un goce puramente estético y contemplativo.

Leonardo Da Vinci
Fue a partir del Renacimiento que los fabricantes de imágenes son elevados a la categoría de artistas. Los reyes, príncipes y las grandes familias se disputaran su presencia y sus trabajos; de ahí las raíces aristocráticas de la noción del Arte, las cuales perviven aun en nuestros días, pese a las transformaciones sociales vividas desde entonces, que afortunadamente se hacen cada vez más extensivas a otros sectores de la sociedad, sobre todo, a los que perciben mayores ingresos económicos, por lo que no hay que olvidar que el “privilegio”  de la tenencia de una vasta colección de obras de Arte, continua siendo un símbolo de poder y de cómodo estatus económico – aunque muchas veces, esto no sea  totalmente cierto – pero sin dudas, la obra de Arte sigue considerándose como un articulo de lujo y símbolo de poder.

A lo largo de los primeros años del siglo XIX, concretamente desde el surgimiento de la fotografía en el 1839, la cultura de la imagen ha vivido importantes cambios en relación con los siglos anteriores. La imagen pierde aquella “aura” religiosa, mística, simbólica de sus orígenes, al tiempo que se escapa al control de los poderes establecidos y se independiza de cualquier tutela exterior a la del propio autor.

Desde entonces, el desarrollo de los medios destinados a presentar y reproducir mecánicamente la imagen, ha sido apabullante. Tras la fotografía, aparece el cartel, el cómic, la tarjeta postal, el cine, la impresión a todo color, la televisión, el holograma, los satélites, y los llamados Mass Medias que saturan de imágenes de todo tipo (visuales y auditivas) el escenario de la vida común y cotidiana del hombre moderno, en cualquier parte del mundo.

Sin duda el hombre moderno tendrá que vivir y convivir desde entonces con una nueva realidad iconográfica, por un lado, con las imágenes logradas mediante un nuevo lenguaje representativo, nacidas del avance tecnológico de la época y por otro, las imágenes que durante milenios le han acompañado y que no por antiguas, han perdido la frescura y el atractivo de sus primeros momentos, además, si a estas agregamos el reconocimiento y valor que se les atribuyen en el mercado del arte, se puede afirmar que la obra tradicional sigue gozando de un reconocimiento substancialmente superior a las que aparecen como referencia de la nueva imagen. Dudo mucho que una imagen cibernética, holográfica, televisiva, o incluso fotográfica, llegue alcanzar los altos valores de cotización que ya han alcanzado en una sala de subasta, aquellas que fueron creadas por las manos de un Van Gogh, un Picasso o un Monet, entre otras cosas, porque siempre les quedara el valor añadido de sus años de existencia.

Esta compleja saturación y variedad de la imagen proporcionara la continua aparición de tendencias, movimientos artísticos o ismos que impulsados por el espíritu de las vanguardias, chocan con la competencia de los Mass Medias que ocuparan el tiempo y el lugar destinado al arte, retándolo a encontrar un lugar y un lenguaje adecuado a su especificidad, con el que seguir manifestando sus propios contenidos comunicativos.

La imagen artística pasa de ser un instrumento para conocer y describir el mundo natural, a un medio de creación individual que propone nuevas maneras de ver el mundo, partiendo siempre del punto de vista personal de cada artista.

La imagen artística nace de una realidad común, (conocida e identificable por todos) para convertirse en una segunda realidad,  mucho más intimista, personal y abstracta, que es donde el artista no solo pinta las cosas reales, sino también la realidad de las cosas, trayendo muchas veces como contrapartida, el mutismo de su mensaje; haciendo del discurso plástico, una invitación a lo reflexivo y analítico de la vida. Aun cuando se siga bebiendo del oficio heredado en sus formas, el tema contenido en las mismas, se hace cada vez más intelectual y culto aunque haya veces, que para el amplio publico de arte, algunos ejemplos resulten muy herméticos y sin contenido aparente.

El tiempo transcurre y lo que empezó con un carácter de rebeldía, revuelta y de oposición a los usos, gustos y costumbres, acaba siendo absorbido por el consumo y las leyes del mercado, las múltiples corrientes y tendencias de las Vanguardias, son engullidas por las reglas del mercado del Arte, llegando alcanzar las más altas cotizaciones. Y así, todo se compra y se vende, incluyendo también las Vanguardias.

Pero se debe reconocer que, gracias a estas Vanguardias, las diversas manifestaciones del Arte del siglo XX han resultado ricas, estimulantes y sugestivas. Mas aun cuando estas han aportado un espíritu de libertad, un método de visión y análisis, una determinada filosofía, que se ha proyectado a toda la sociedad, en lo positivo y en lo negativo.

Las distintas Vanguardias surgidas desde el Impresionismo, se han cuestionado total ó parcialmente, la razón de ser de la obra de Arte.

Probablemente la culminación de este proceso se dé con el denominado Arte Conceptual que, en cierta medida, sucedió al ya reductivo y simplificador Minimalismo. Si hasta entonces en cualquier tipo de Arte, lo objetual prevaleció sobre lo mental, dentro de las corrientes conceptuales se produjo una inversión de los valores, de manera que, la teoría llego a ejercer mas influencia que la practica, o lo que es lo mismo, la idea, el contenido ó el concepto de una obra, resulto tanto o más importante, que  la forma o la manera de realizarla, siendo en el conceptualismo, donde podemos encontrar algunos ejemplos de obras de arte con un carácter totalmente efímero, a lo que mas tarde se une el Arte alternativo ó los Performance (imagen artística lograda mediante la aparición simultanea de varias disciplinas del Arte, con marcado carácter efímero) como todo ejemplo nacido de las corrientes de las Vanguardias, el conceptualismo también aglutinaba en sus preceptos y planteamientos estéticos, a personalidades como: Tom Wolfe cuando habla de la “palabra pintada” situando al Arte Moderno en lo que él denomina “su punto de fuga”.

“Just What is it that Makes Today's Homes So Different, So Appealing?” ('Qué es lo que hace las casas de hoy tan diferentes, tan atractivas')" Autor. Richard Hamilton- 1956. (en imagen).

Ya partir de los años 60 del pasado siglo, las Vanguardias más en punta, revelan que la obra de Arte y el Arte en general, están en crisis y como él, toda la sociedad.

En la medida que las Vanguardias van perdiendo su espíritu de ruptura y su afán de utopía, se van convirtiendo en un ritual del comercio, puro Marketing Cultural, su signo critico se ha acomodado a las leyes de producción y reproducción, dentro de una concepción profundamente interesada y conservadora de lo estético. En la actualidad los artistas radicalmente contemporáneos, trabajan al margen de cualquier corriente de Vanguardia, defendiendo las ideas de individualidad y gusto desde la más absoluta subjetividad, lejos de las modas o tendencias predominantes.

Para los artistas y estudiosos del Arte, el momento de las Vanguardias constituyen hoy un hecho pasado, que, si bien representa el más importante dentro del pasado siglo XX, hoy es solo parte de nuestra memoria histórica, y casi una referencia nostálgica sobre la que podemos construir enciclopedias o museos que, dentro de sus muchos valores, también podemos encontrar el testimonial de un momento dentro la historia del Arte.

Sin embargo, ahora ya no se sigue una sola línea; estamos ante una nueva situación en la que no existe una tendencia directriz o hegemónica. Se ha calculado que en la actualidad hay mas artistas en activo que todos los que vivieron en los tres siglos que abarco el Renacimiento.

El concepto de Modernidad ya no se entiende como antaño, y la sensación que se tiene, es de crisis, estancamiento y perdida de identidad algo que ya han calificado algunos críticos desde hace algún tiempo como “El declive de lo nuevo” como el norteamericano Irving Howe (1920 – 1993). Pero la infinita capacidad de adaptabilidad creadora que ha tenido el hombre durante toda su existencia, es  muy amplia y junto con el, el Arte.

Es por ello que aunque cambien los conceptos del arte, las técnicas representativas, los espacios expositivos, los soportes y las efímeras y contaminantes modas, la realidad será siempre la fuente inagotable de inspiración y el primer motivo que utilizara el artista para transformarlo y elevarlo a la sublimación de lo exquisitamente estético y complejamente culto, aunque en estos momentos, todo nos parezca  frío, impersonal y muy confuso.

El arte posterior a la segunda mitad del siglo XX y actual, es casi indefinible, algo que irónicamente podríamos considerar, como su mas certera definición. Tiene sentido puesto que vivimos en un mundo en constante cambio y evolución de todo tipo, sin duda, un mundo donde tanto acontecimiento de tipo social, político, tecnológico y cultural se suscitan hoy en día a un ritmo vertiginoso, y el arte, como fiel reflejo de esta realidad, no tiene otra opción que representarlo de igual manera.

El artista Simon Pope
Para terminar y como un ilustrativo ejemplo de ese “declive de lo nuevo”  del que nos hablaba Irving Howe,… hace 5 años atrás, concretamente el 24 de Octubre del año 2006, el artista británico Simon Pope, mostró al publico como “creación” personal, una galería vacía en the Chapter Arts Centre, en Cardiff, capital de Gales. Bajo el titulo “Galería Espacio Recuerdo”  en ella no se apreciaba ni la más mínima instalación (que es un recurso expresivo muy utilizado por los artistas conceptuales) no se mostraba nada, absolutamente vacía, solo en una de sus paredes un letrero que decía… "Estás invitado a evocar de tu memoria, una caminata a través de una galería espacio"

La intención conceptual del autor según he podido averiguar, consistía simplemente en invitar a los visitantes a recordar su experiencia en otras galerías,  "existir en dos espacios al mismo tiempo", es decir, en el espacio vacío donde se encontraban en ese momento, haciendo clara alusión a lo físico y en otro, al cual su memoria podría hacer referencia aludiendo de ese modo a la categoría tiempo.

Como podrán comprobar, con ejemplos como este, lejos nos quedan ya las obras de aquellos maestros que bajo la luz de un tenue candil, hacían del Arte un lenguaje de amplia participación comunicativa y deleite estético. La clase que gobernaba, nunca estuvo más cerca de los gobernados, y fue el Arte el único capaz y responsable de hacer posible la comunión entre estos dos grandes opuestos. La mano de un Velásquez hizo posible que un bufón nos resultara tan hermoso y honorable como un Rey o un Papa, o que el Dios Baco compartiera  su sagrado vino, con unos simpáticos y entrañables borrachos.

Hermosa correspondencia entre lo divino y lo terrenal, entre lo elevado y lo mundano, entre la especialidad y el conocimiento real de la misma, algo que hizo del pintor y la pintura una actividad admirada y respetada por todos y que desde que en el arte dejaron de regir algunas leyes y empezaron a relativizarse otras, resulta cada vez más difícil lograr acuerdos entre lo que se es, lo que se pretende o lo que pudiera llegar a ser.

Hasta la próxima entrega

Amaury Suárez.