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El Futurismo es un movimiento artístico que surge en el 1909 en Italia, pero con una extraordinaria repercusión en otros países como Francia, Alemania y Rusia. Este movimiento exaltaba el dinamismo del mundo moderno y surge originalmente como movimiento literario, pero la mayoría de sus máximos exponentes fueron pintores, escultores y arquitectos, extendiéndose también a otras disciplinas artísticas como la música, el cine y la fotografía.
El fundador del futurismo fue el poeta Italiano Filippo Tommasso Marinetti (1876 – 1944), el cual lanza el movimiento a través de un manifiesto que hace publicar en el periódico parisino “El Fígaro”. En un lenguaje abiertamente grandilocuente y pomposo, Marinetti exponía: “Declaramos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad. Un automóvil rugiente que parece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia”... “Queremos demoler los museos, las bibliotecas, combatir el moralismo, el feminismo y todas las vilezas oportunistas y utilitarias”. Muchos italianos compartían la amargura de Marinetti de que, después de los días de grandes cambios de la unificación a mediado del siglo XIX, su país no hubiera conseguido convertirse en una autentica nación moderna.
Aunque se cuestiona la originalidad de las ideas expuesta por Marinetti en su manifiesto – muchos historiadores lo atribuyen a la amalgama de tendencias políticas, culturales y filosóficas que surgen en el transito de siglo – lo que si podemos aceptar como autentico y novedoso del poeta, es su violencia exagerada del lenguaje y la imaginación de su autor para darle publicidad. Marinetti – de gran solvencia económica – era un brillante manipulador de los medios de comunicación, ejemplo de ello es que el manifiesto se publica en primera plana en el periódico más leídos de parís y uno de los más prestigiosos del mundo.
A pesar del reiterado uso del vocablo “nosotros” en el manifiesto de Marinetti, cuando es publicado éste, aún no se contaba con un grupo de miembros, aunque inmediatamente se empiezan a sumar un grupo de artistas – fundamentalmente pintores de Milán – que un año mas tarde (1910), publican un manifiesto de pintores futuristas y que es publicado como un suelto (suplemento) de la revista “Poesía” de la cual era propietario Marinetti. La confección corrió a cargo de Boccioni, Carra y Russolo y fue firmado también por Balla, que vivía en Roma, y también Guido Severini, que en ese momento estaba en parís.
Estos cinco artistas firmaron el manifiesto técnico de la pintura futurista, dejando patente en sus paginas, reflexiones como esta: “La acción que reproducíamos en el lienzo ya no será un momento fijo en el dinamismo universal. Será sencillamente una sensación dinámica en sí misma”
Dentro de las filas del movimiento Futurista, encontramos artistas tales como: el pintor y escultor Umberto Boccioni (1882 – 1916), el pintor metafísico, Carlo Carrá (1881 – 1966), y los pintores Giacomo Balla (1871 – 1958) y Guido Severini (1883 – 1966) también el arquitecto Antonio Sant´Elia (1888 – 1916), considerado “El Julio Verne” de la arquitectura, este artista nunca llevo a la practica sus conceptos constructivos, pero aun así, sus ideas y dibujos influyeron considerablemente en generaciones posteriores.
Sin duda, Umberto Boccioni es uno de los mas destacados en este movimiento, su obra “Formas únicas de continuidad en el espacio” (1913) es un estudio escultórico basado en el dinamismo provocado por una acción. En “Desarrollo de una botella en el espacio” – otra de las obras del autor – realizada en el 1912, efectúa una investigación espacial del exterior y el interior de una botella, mostrando la dualidad lleno-vacio. Boccioni es un escultor innovador y va en contra de los academicismos, utiliza para sus esculturas varios materiales como: el hierro, el cristal, la madera, el cemento, además de luces eléctricas y el empleo de motores para crear movimiento, lo que lo convierte en un precursor del arte cinético.
En su libro “Pintura Escultura Futurista: dinamismo plástico” (1914) Boccioni deja constancia clara de sus ideas con relación al Futurismo. El artista proponía que allí donde los Impresionistas pintaban para perpetuar un único instante de visión, el Futurismo sintetiza en un cuadro todos los momentos posibles; y en contra del punto de vista objetivo del Cubismo, afirma que la pintura Futurista aspira a expresar también “los estados del alma”.
Boccioni muere en la guerra al igual que Sant´Elia, y algo curioso: Marinetti había celebrado la guerra, como medio para limpiar el mundo. Algunos miembros más del grupo se unen al Fascismo, y luchan por él; e incluso el propio Marinetti, era amigo de Benito Mussolini. Fascismo y Futurismo compartían un mismo nacionalismo agresivo y sus nombres aparecen a menudo relacionados; el Futurismo ha sido calificado en numerosas ocasiones como “el arte oficial del Fascismo”, sin embargo esta afirmación es incierta, pues el régimen no constaba con un arte oficial.
El futurismo fue el preludio del movimiento Dadá. El comienzo de la primera guerra mundial puso fin al movimiento como fuerza vital, aunque en Italia se prolongo hasta los años treinta, haciéndose eco además en varios países como Rusia.
A continuación, una traducción al castellano del primer manifiesto Futurista escrito por Filipo Tomaso Marinetti, (originalmente en francés) y publicado en el periódico parisiense, “El Fígaro” en el año 1909, donde se exponen los preceptos artísticos y cuerpo conceptual del movimiento.
Primer Manifiesto Futurista 1909.
"1. Nosotros queremos cantar el amor al Peligro el hábito, de la energía y de la temeridad
2. El valor, la audacia, la rebelión serán elementos esenciales de nuestra poesía.
3. Hasta hoy, la literatura exaltó la inmovilidad pensativa, el éxtasis y el sueño. Nosotros queremos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso ligero, el salto mortal, la bofetada y el puñetazo.
4. Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad... Un automóvil de carreras con su capó adornado de gruesos tubos semejantes a serpientes de aliento explosivo... un automóvil rugiente parece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia.
5. Nosotros queremos cantar al hombre que sujeta el volante, cuya asta ideal atraviesa la Tierra, ella también’ lanzada a la carrera en el circuito de su órbita.
6. Es necesario que el poeta se prodigue con ardor, con lujo y con magnificencia para aumentar el entusiástico fervor de los elementos primordiales.
7. Ya no hay belleza si no es en la lucha. Ninguna obra que no tenga un carácter agresivo puede ser una obra de arte. La poesía debe concebirse como un violento asalto contra otra las fuerzas desconocidas, para obligarlas a arrodillarse ante el hombre.
8. ¡Nos hallamos sobre el último promontorio de los siglos!... ¿Por qué deberíamos mirar a nuestras espaldas, si queremos echar abajo las misteriosas puertas de lo Imposible? El Tiempo y el Espacio murieron Ayer. Nosotros ya vivimos en lo absoluto, pues hemos creado ya la eterna velocidad omnipresente.
9. Nosotros queremos glorificar la guerra —única higiene del mundo—, el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor dé los libertarios, las hermosas ideas por las que se muere y el desprecio por la mujer.
10. Nosotros queremos destruir los museos, las bibliotecas, las academias de todo tipo, y combatir contra el moralismo, el feminismo y toda cobardía oportunista o utilitaria.
11. Nosotros cantaremos a las grandes muchedumbres agitadas por el trabajo, por el placer o la revuelta; cantaremos las marchas multicolores y polifónicas de las revoluciones en las capitales modernas; cantaremos el vibrante fervor nocturno de los arsenales y de los astilleros incendiados por violentas lunas eléctricas; las estaciones glotonas, devoradoras de serpientes humeantes; las fábricas colgadas de las nubes por los retorcidos hilos de sus humos; los puentes semejantes a gimnastas gigantes que saltan los ríos, relampagueantes al sol ton un brillo de cuchillos; los vapores aventureros que olfatean el horizonte, las locomotoras de ancho pecho que piafan en los raíles como enormes caballos de acero embridados con tubos, y el vuelo deslizante de los aeroplanos, cuya hélice ondea al viento corno una bandera y parece aplaudir como una muchedumbre entusiasta"
Lanzamos en Italia este manifiesto de heroica violencia y de incendiarios incentivos, porque queremos librarla de su gangrena de profesores, arqueólogos y cicerones.
Italia ha sido durante mucho tiempo el mercado de los chalanes. Queremos librarla de los innumerables museos que la cubren de innumerables cementerios.
¡Museos, cementerios! ¡Tan idénticos en su siniestro acomodamiento de cuerpos que no se distinguen! Dormitorios públicos donde se duerme siempre junto a seres odiados o desconocidos. Ferocidad recíproca de pintores y escultores matándose a golpes de línea y de color en el mismo museo.
¡Que se les haga una visita cada año como quien va a visitar a sus muertos llegaremos a justificarlo!... ¡Que se depositen flores una vez por año a los pies de la Gioconda también lo concebimos!... ¡Pero ir a pasear cotidianamente a los museos, nuestras tristezas, nuestras frágiles decepciones, nuestra cólera o nuestra inquietud, no lo admitimos!
¿Queréis emponzoñaros? ¿Queréis podriros? ¿Qué podéis encontrar en un anciano cuadro si no es la contorsión penosa del artista esforzándose por romper las barreras infranqueables de su deseo de expresar enteramente su sueño?
Admirar una vieja obra de arte es verter nuestra sensibilidad en una urna funeraria en lugar de emplearla más allá en un derrotero inaudito, en violentas empresas de creación y acción. ¿Queréis malvender así vuestras mejores fuerzas en una admiración inútil del pasado de la que saldréis aciagamente consumidos, achicados y pateados?
En verdad que la frecuentación cotidiana de los museos, de las bibliotecas y de las academias (¡esos cementerios de esfuerzos perdidos, esos calvarios de sueños crucificados, esos registros de impetuosidades rotas...!) Es para los artistas lo que la tutela prolongada de los parientes para los jóvenes de inteligencia, esfervecidos de talento y de voluntad. Sin embargo, para los moribundos, para los inválidos y para los prisioneros, puede ser bálsamo de sus heridas el admirable pasado, ya que el porvenir les está prohibido. ¡Pero nosotros no, no le queremos, nosotros los jóvenes, los fuertes y los vivientes futuristas!
¡Con nosotros vienen los buenos incendiarios con los dedos carbonizados! ¡Heles aquí! ¡Heles aquí! ¡Prended fuego en las estanterías de las bibliotecas! ¡Desarraigad el curso de los canales para inundar los sótanos de los museos! ¡Oh! ¡Que naden a la deriva los cuadros gloriosos! ¡Sean nuestros los azadones y los martillos! ¡Minemos los cimientos de las ciudades venerables!...
Los más viejos entre nosotros no tienen todavía treinta años; por eso nos resta todavía toda una década para cumplir nuestro programa. ¡Cuándo tengamos cuarenta años que otros más jóvenes y más videntes nos arrojen al desván como manuscritos inútiles!... ¡Vendrán contra nosotros de muy lejos, de todas partes, saltando sobre la ligera cadencia de sus primeros poemas, agarrando el aire con sus dedos ganchudos, y respirando a las puertas de las Academias el buen olor de nuestros espíritus podridos, va destinados a las sórdidas catacumbas de las bibliotecas!...
Pero no, nosotros no iremos nunca allá. Los nuevos adelantos nos encontrarán al fin, una noche de invierno, en plena campiña, bajo un doliente tinglado combatido por la lluvia, acurrucados cerca de nuestros aeroplanos trepidantes, en acción de calentarnos las manos en la fogata miserable que nutrirán nuestros libros de hoy ardiendo alegremente bajo el vuelo luminoso de sus imágenes.
Se amotinarán alrededor de nosotros, desbordando despecho, exasperados por nuestro coraje infatigable, y se lanzarán a matarnos con tanto más denuedo y odio, cuanto mayores sean la admiración y el amor que nos tengan en sus entrañas. Y la fuerte y sana injusticia estallará rabiosamente en sus ojos. Y estará bien. Porque el arte no puede ser más que violencia, injusticia y crueldad.
Los más viejos de entre nosotros no tenemos aún treinta años, y por lo tanto hemos despilfarrado ya grandes tesoros de amor, de fuerza, de coraje y de dura voluntad, con precipitación, con delirio, sin cuenta, sin perder el aliento, a manos llenas.
¡Miradnos! ¡No estamos sofocados! ¡Nuestro corazón no siente la más ligera fatiga! ¡Está nutrido de fuego, de valor y de velocidad! ¿Esto os asombra? ¡Es que vosotros no os acordáis de haber vencido nunca!
¡En pie sobre la cima del mundo arrojamos nuestro reto a las estrellas!
¿Vuestras objeciones? ¡Basta! ¡Basta! ¡Las conocemos! ¡Son las consabidas! ¡Pero estamos bien cerciorados de lo que nuestra bella y falsa inteligencia nos afirma!
–Nosotros no somos–decís–más que el resumen y la prolongación de nuestros antepasados.
¡Puede ser! ¡Sea! ¿Y qué importa? ¡Es que nosotros no queremos escuchar! ¡Guardaros de repetir vuestras infames palabras! ¡Levantad, más bien, la cabeza! ¡En pie sobre la cima del mundo lanzamos una vez más el reto a las estrellas!
F. T. Marinetti,"Le Futurisme", Le Figaro, 20 de febrero de 1909.
Los artistas más representativos del futurismo son:
Umberto Boccioni (1882 – 1916), el pintor metafísico, Carlo Carrá (1881 – 1966). Giacomo Balla (1871 – 1958) y Guido Severini (1883 – 1966) Antonio Sant´ Elia (1888 – 1916) Arquitecto.
Para concluir debo decir que este movimiento de claros tintes reaccionarios, inicialmente simpatizan con el anarquismo haciendo de sus proclamas un claro vínculo hacia un gesto destructivo de todo lo establecido, se declaran además antifeministas y al comenzar la Primera Guerra Mundial estos cambiaron su actitud hacia un patriotismo emotivo, vinculado al fascismo de Mussolini. En esos beligerantes momentos ya el grupo había desaparecido como unidad artística, bien porque algunos de sus miembros estaban participando en la guerra, el arquitecto Sant´Elia y Boccioni murieron en combate (1916) y Russolo fue herido de gravedad, o porque otros se habrían camino dentro de los lenguajes de nuevas tendencias como la abstracción, Boccioni y Balla por ejemplo, en 1910 llevaron acabo tales experiencias y en el periodo de entreguerras Prampolini y Munari. A pesar de ello Marinetti en 1919 realiza un nuevo intento de reorganizar el grupo, como una continuidad, pero la realidad es que se concretó de modo muy distinto a sus orígenes. Los futuristas se articularon como Partido Político, sintiéndose atraídos por el espíritu puro, anti-socialista, anti-monárquico y anticlerical de los postulados propugnados por Benito Mussolini. Su éxito en la política fue notable y ese mismo año su partido fue una de las tres fuerzas principales que integraron los "Fasci di combattimento". Décadas más tardes el grupo entra en un proceso de desintegración que hizo inviable su continuidad como movimiento.
Pero a pesar de sus muy cuestionadas “compañías” por otra parte y hasta cierto punto lógicas, teniendo en consideración el belicoso momento histórico que les tocó vivir, lo cierto es que el movimiento futurista italiano ha legado a la historia del arte un elevado conjunto de hermosas piezas que aun hoy sirven de motivación formal para las nuevas generaciones, que inspirados en sus obras, enriquecen el panorama del arte y la arquitectura contemporánea.
Espero que este capitulo haya sido de vuestro agrado y provecho. Los espero en la próxima estrega donde les hablaré del cubismo y sus etapas.
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